Reencuentro con mi patria y mi gente.

Una vez estoy sentado en el balcón del departamento donde resido, frente al cerro Peñalolen de Santiago de Chile, esperando presenciar la puesta del sol.

El ruido callejero desde la altura del departamento de la locomoción colectiva y el saber que mientras yo descanso absorbiendo y empapado de todas estas impresiones del cotidiano vivir de los hijos de esta ciudad, pienso en mi niñez y las preocupaciones de entonces con sus dilemas existenciales, parte de una edad de transición e impresiones que marcaron mi vida llevándome a convertirme en la suma de lo que hoy soy, siento humildad en mi corazón frente al hecho de que pese a todas las pruebas y vivencias difíciles sobreviví las dificultades mucho mejor de lo que entonces pude imaginarme.

Sé que no solo fue producto de las casualidades. Todo esto y mucho más es lo que hoy me inspira a dedicarme a cosas que yo considero nobles y buenas para mi vida y la música y la composición es solo una de esas cosas, y de esto mis amigos y quienes conocen al hombre tras el nombre artístico pueden dar testimonio.

Hoy siento agradecimiento enorme en mi vida, y si la gran compositora, y artesana Violeta Parra le daba "gracias a la vida" yo le doy gracias a Dios por mi vida y la vida de todos aquellas personas que día a día están en mi vida, incitándome a seguir componiendo, cantando y trabajando en aquellas cosas a las que yo me dedico en mi vida privada, lejos del supuesto glamour de la vida artística, una parte muy importante y significativa en donde también en aquello la misión e intención mas grande es el de plantar fe y esperanza en una mejor vida en este mundo que lejos de ser perfecto es el único que tenemos, por lo que debemos cuidarlo y quererlo, demostrando respeto por su flora y fauna, pero por sobre todo por sus habitantes, no importando procedencia social, ideológica o étnica.

Las enseñanzas, amonestaciones y consejos de mi abuela paterna han sido el eco del ayer reactualizandose a travez del tiempo y todos esos momentos críticos que han existido en mi vida y hasta donde mis decisiones me llevaron, fuera bueno o menos bueno, siempre me visitaron como una suave brisa soplando sobre mi entendimiento y mi alma, a veces debatida por el fracaso.

Expreso esto, porque no han sido el éxito que me ha enseñado la humildad o la modestia, expreso esto, porque las lecciones mas grandes vinieron del dolor, la desilusión y el entender que todo esto es parte de un todo mas grande que yo mismo, enseñándome a cultivar la fe, la paciencia y la tolerancia ante la actitud de aquellos que tal vez no tuvieron la misma bendición de tener a al menos una persona en su vida que incluso después de haber partido siga llegando por medio del recuerdo pueda acariciar el entendimiento herido de una mala experiencia o del sabor dulce del éxito así tal cual cada persona se lo proyecta según sus propias expectativas y capacidad de entendimiento.

Mientras tanto seguiré cantando y escribiendo, esperando que alguien ahí al otro lado de un parlante de un celular, de una pantalla de un ordenador o un televisor quiera darme una oportunidad en su vida de solo recibir una pequeña porción de lo que mi vida me da y que yo con mucho gusto y humildad quiero compartir con ustedes en esta hermosa y calurosa mañana de verano en Santiago de Chile, mañana solo uno de los tantos hermosos recuerdos que sazonan mi vida, en este reencuentro con mi patria y mi gente.

El sol comienza a sentirse intensamente fuerte. Será un día más de una calor que todos los habitantes de países escandinavos y de donde yo provengo desearían despertar tal vez en éste mismo instante, cuando la escarcha de un día invernal dansa su silente baile por las calles de la ciudad que me vio llegar, sin lengua, sin mas vivencias que las de un joven hombre sin experiencias en su vida mas de lo llevaba en su pequeño repertorio existencial.